Cada recipiente de la vela grande de Diptyque requiere una semana de trabajo. El proceso, realizado exclusivamente a mano, conlleva una paciente metamorfosis de la materia. Entre cada etapa se respetan largos periodos de pausa. La mezcla de arcilla y agua, que toma el nombre de barbotina, se vierte en el molde de yeso grabado con el óvalo gráfico de Diptyque, el sello de la Casa. Cada molde solo puede producir una pieza por día. Una vez retirado del molde , el vaso se deja secar. A continuación, antes de cocerlo, la materia todavía cruda se cepilla y repasa con esponja para eliminar todo residuo o pequeña imperfección. En el horno, a una temperatura de 980 grados, el gres cobra vida entre las llamas, revelando toda la elegancia del objeto. El vaso cocido se recubre con esmalte blanco brillante, gris traslúcido, rojo profundo, verde natural o negro mate, según el perfume de la vela. Finalmente, el esmalte se fusiona con la arcilla en una última cocción a 1.280 grados que revela su brillo.
El vertido de la cera perfumada, que tiene lugar en la Manufacture Française de Bougies, en la región de Provenza, marca el final de esta creación que reúne en un solo objeto los placeres olfativo, visual y táctil.